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El Atentado de Londres 3

[Sobre el periodista del ABC] Los terroristas de España y del Reino Unido tampoco vienen de Afganistán. Los vascos y los irlandeses usan la seguridad social y las becas porque son ciudadanos de sus países, y trabajan y pagan sus impuestos como el resto de los ciudadanos de esos países. Lo mismo se aplica para todos los ciudadanos árabes y musulmanes de Europa. Y todos los ciudadanos extranjeros, y de Europa del Este, y de China, de Japón, de Sudamérica, que viven en Europa, y son ciudadanos.
El atentado de Londres se esperaba, por el papel de su país en la guerra. Que los terroristas hayan logrado hacerlo es la trágica responsabilidad de los servicios de inteligencia. Siempre puede ocurrir; no son infalibles. Estados Unidos ha estado acosado durante décadas por salvajes asesinos en serie, a pesar de precauciones y avanzada tecnología. Hubiésemos preferido que hubiesen sido interceptados; no lo fueron. Los grupos terroristas son difíciles de infiltrar. Más si son fanáticos religiosos.

Que el atentado puede traer graves consecuencias sociales me parece desvarío de descerebrados. ¿Cómo así? ¿Saldrán las civilizadas hordas inglesas a linchar al panadero marroquí de la esquina, que es por tanto árabe, por tanto musulmán, por tanto terrorista, y vive cerca? ¿Qué estupidez es esa? La única consecuencia que acarreará es que los autores serán prendidos, juzgados y encarcelados.
La solapada sugerencia del canalla que escribió este artículo, de que no ha de darse crédito a lo que dicen los clérigos -por tanto, condenados de antemano-, es el pensamiento de una rata. Eso permitiría acusar a cualquier árabe y rechazar sus declaraciones por el mero hecho de que es árabe, vale decir, en la imbécil creencia del autor, sospechoso, porque los árabes mienten. Vaya dechado de lucidez. Es una estupidez y una canallada, y niega principios jurídicos básicos que hacen a la esencia de la identidad occidental.

Es deseable que se tomen medidas más severas o más estrictas contra organizaciones relacionadas con el terrorismo. Es ridículo que se permita que grupos reconocidamente aliados al terrorismo continúen actuando en suelo europeo; pero también que se permita que algunos países parias participen con Estados Unidos en la ocupación de Iraq y que recluten abiertamente y envíen soldados a matar a los hijos de ese país. Esta guerra sigue siendo ilegal, como ilegal es el terrorismo tan asociado a ella. Pero no necesitamos en absoluto leyes de excepción, ni limitaciones a las libertades de expresión y de asociación para castigar y prevenir estos delitos. Los políticos deben dar muestras de mayor responsabilidad y no satisfacer los instintos de las masas descarriadas y asustadizas. Necesitamos más libertad, no más fascismo; necesitamos igualdad, no apartheid; necesitamos democracia para todos, sin estados de excepción para algunos.

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