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Un Plan Para Salir De Iraq

Pero ¿qué se lograría con Bush? Supongamos que gana en Iraq. Ganar en Iraq para él significaría terminar con la célula de Al Qaeda ahí, apenas unos cientos de hombres. Ganar la guerra no significa ni remotamente que acabe con el terrorismo. Antes que nada, porque el terrorismo no tiene domicilio fijo en Iraq. Y si destruye finalmente a Iraq, la indignación y odio que provocará se transformará probablemente en más reacciones violentas en Iraq y el resto del mundo. Además, si hubiese otro atentado en Estados Unidos, ¿a quién atacará Bush? ¿A otro enemigo de Israel, a Siria? Previsiblemente, no culpará a Corea del Norte, que sí tiene armas nucleares pero no amenaza a Israel. ¿Habrá que consultar la lista negra de Israel para saber a quién seguirá atacando? No me parece que sea esa una política exterior coherente. Es insensata. No logrará que Oriente Medio adopte la sociedad libre que propone, porque nadie cree, ni en Europa, que él la represente. Lo que hace niega a Occidente.
Tampoco Kerry ofrece mucho más. Pero sí hay que destacar que intentará acercarse nuevamente a Europa y al mundo árabe, lo que puede significar que busque una salida negociada. Esta estrategia significaría que iniciaría negociaciones con la resistencia nacionalista, que debería ser integrada en un gobierno provisional de unidad nacional (con sunníes y chiíes). Para facilitar la salida norteamericana podría acordar con la ONU, la UE y países árabes el despliegue de tropas internacionales que velarían por el respeto de la tregua. Esta resistencia nacionalista pondría fin -e imagino que en poco tiempo- al terrorismo fundamentalista, cuyas operaciones en Iraq no son más que toleradas. Esta estrategia le cortaría alas al terrorismo. No lo eliminaría por completo porque el terrorismo fundamentalista no tiene en realidad nada que ver con Iraq. Pero pondría fin a la guerra y al evidente peligro de que el fundamentalismo se extienda aún más por todo el mundo.
En este plan la presencia de tropas árabes es indispensable, y sin ellas es impensable. (Piénsese en el papel de las tropas rusas en la antigua Yugoslavia). Son estas tropas las que garantizarían el cumplimiento de la tregua y mantendrían al gobierno de unidad nacional en el poder. Entonces tendrían los nuevos partidos -que deberían firmar una declaración de lealtad democrática- tiempo para organizarse y preparar sus campañas electorales para la asamblea legislativa. Como las fuerzas políticas totalitarias y comprometidas con la implantación de regímenes autoritarios (léase teocracias o dictaduras) serán excluidas de la vida política, es de esperar que en adelante se pueda tener a Iraq como un aliado de Occidente allá. Quizás habrá que negociar el destino de Saddam Hussein y otros acusados de crímenes contra la humanidad. Hussein y otros deberían terminar en La Haya, para muchos iraquíes un destino más tolerable que la horca.

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