La WSPA y la Industria Ganadera
Pese a la reputación de la WSPA como una organización dedicada al bienestar animal, y a la errónea creencia relacionada de muchos de que por esto es una organización animalista, la verdad es que el bienestar animal en sí mismo no parece interesarle mucho. Para la organización, el bienestar animal está supeditado al bienestar humano y sólo tiene sentido en el contexto de la explotación animal. La WSPA, a diferencia de la Organización de Naciones Unidas (ONU) en su Declaración Universal de los Derechos de los Animales (aprobada por la UNESCO en 1977), que en su artículo 1 declara que “los animales nacen iguales ante la vida y tienen los mismos derechos a la existencia”, no reconoce el derecho de los animales a la vida. Pese a que la WSPA se caracteriza muchas veces por formulaciones poco explícitas, con intenciones encubiertas y con frases de múltiple o incierta significación, esta postura se hace evidente en muchos de sus documentos públicos. (Dicho sea de paso, la WSPA desdeña completamente la declaración de la ONU sobre los derechos animales, como si tal declaración no existiese.)
En un documento subido a la red hace dos años por Animals Matter to Me, se encuentran postulados y propuestas que hacen evidente una concepción de los animales que es fundamentalmente utilitarista. Durante la Semana Animal Mundial de la ONU de 2009, la WSPA logró introducirse para propagar su espeluznante ideología, enfatizando los beneficios del bienestar animal para la industria ganadera. “Juntos [según la WSPA, su intervención en la ONU fue una colaboración con varios gobiernos de países que la respaldan] subrayamos el vital vínculo entre el bienestar animal y el desarrollo sustentable”.
El desarrollo sustentable es una de las áreas en las que más insiste la WSPA, probablemente por su estrategia de expansión en países que llama en vías de desarrollo. Para estos países propone el bienestar animal como una manera de “mejorar la seguridad alimentaria, combatir la pobreza, proteger el medio ambiente y facilitar la agricultura sustentable”. En este contexto, sin mencionar para nada temas como, por ejemplo, la reducción del sufrimiento animal, hace suya una declaración de Jakob Strom, consejero de Asuntos Económicos y Sociales de la Misión Permanente de Suecia ante Naciones Unidas, que postula bizarramente que el bienestar animal “beneficia tanto a seres humanos como a animales”. El funcionario debe haber entrevistado a los animales a la entrada del matadero.
Según la WSPA, en otro documento (Animal welfare matters to animals, people and the environment), de 2011, la necesidad del bienestar animal se deriva de que casi la mitad de la población mundial trabaja en la agricultura, lo que convierte al ganado “en esencial para su alimentación, empleo e ingresos”. Las prácticas de bienestar animal “reducen el riesgo de enfermedades transmisibles a humanos (zoonosis) y mejora la seguridad alimentaria […]”. También son buenas “para combatir la pobreza y reducir el hambre” y “mejoran la productividad de los animales”. Es bueno también cuidar a los animales para el caso de que los humanos deban enfrentarse a desastres, por lo que “deben ser considerados como respuesta ante catástrofes”.
En cuanto a los derechos animales, la aplicación de prácticas del bienestar animal “no implica dar derechos a los animales”, ya que según quiere entender la WSPA, eso equivaldría a “elevar su condición por encima de los humanos”. Curiosa lógica. Si les reconocemos derecho a la vida, los ponemos por encima de nosotros. Para la WSPA, la condición de esclavitud animal en beneficio humano corresponde a la naturaleza misma de la única relación humano-animal que concibe.
En resumidas cuentas, el bienestar animal es una estrategia para contribuir al desarrollo y bienestar humano. Los animales bien tratados enferman menos y asegurar carnes de calidad. Al mismo, son igualmente más productivos, lo que implica que se puede aumentar la producción ganadera que se necesita para contribuir al desarrollo y eliminar la pobreza y el hambre. Cita el documento a un funcionario de la FAO, Samuel Jutzi, que aclara que “el bienestar animal es [...] una parte integral de programas para mejorar la salud humana, aumentar la producción de ganado [y] responder ante desastres naturales”.
Repite el documento de diferentes modos los mismos planteamientos sobre los beneficios del bienestar animal para la industria ganadera y la salud humana. Siguen aquí algunas frases relevantes que he traducido de los documentos de la WSPA citados aquí:
-“El trato humanitario de los animales es esencial para la sustentabilidad, debido a que muchos pueblos del mundo –particularmente en países en desarrollo- dependen de los animales para su alimentación e ingresos. Para ellos, una mayor consideración del bienestar animal ayuda a mejorar la tasa de supervivencia, el crecimiento y la producción de su ganado, así como resguardar la seguridad alimentaria, la salud humana y el desarrollo social”
-“La buena ganadería contribuye considerablemente a la nutrición y la seguridad alimentaria, ya que la carne y los productos animales están presentes en la dieta de muchas personas”.
-“Las mejoras en el bienestar animal no redundan solamente en carne más segura, sino que además la calidad y rendimiento de la carne están directamente relacionados con el modo en que se trata a los animales”.
-“[…] uno de nuestros pilares estratégicos es el mejoramiento de la seguridad alimentaria y soberanía, y la consideración de que el bienestar animal es vital para proveer al consumidor con productos cárnicos de buena calidad y sanos”.
- “La salud animal aumenta la productividad y contribuye a la estabilidad de las comunidades que dependen de ellos, protegiendo la agricultura y conduciendo al desarrollo sustentable. Más allá de esto, el manejo animal responsable tiene un efecto positivo sobre el uso de la tierra, el cambio climático, la polución, el suministro de agua, la conservación del hábitat y la biodiversidad. También reduce el riesgo de enfermedades que pueden ser transmitidas de animales a humanos y mejora la seguridad alimentaria”.
-“Hoy, con cerca de mil millones de las personas más pobres del mundo dependen de los animales para sus ingresos y alimentación, el bienestar de estos animales es esencial para sostener las economías humanas”.
La siguiente idea merece ciertamente pasar a la historia de infamia:
-“Los animales sanos también aseguran el suministro de agua, ayudando a proteger a la gente contra la desnutrición y el hambre”.
La ideología de la WSPA parece bastante infantil. El bienestar animal es una estrategia destinada a mejorar la productividad del ganado, a mejorar la calidad y seguridad de la carne y a aumentar el consumo de esta. Los buenos tratos logran también otro montón de objetivos, como menos polución y mejor salud humana.
Todos estos objetivos deben parecer a muchos –a juzgar por las expresiones de afinidad de muchos con la WSPA- fines loables, especialmente los que consideran que el bienestar humano no es compatible con el respeto del derecho de los animales a la vida. Sin embargo, en el mundo moderno muchas de los presupuestos y proposiciones de la WSPA son simplemente mitos. En estos documentos sobre los beneficios de la buena ganadería, el desarrollo y la salud humana la WSPA no menciona ni una sola vez cosas como, por ejemplo, el fomento del consumo de vegetales como alternativas válidas al consumo de carne; no menciona que el consumo de carne está en el origen de muchos de los males que afectan la salud humana, como la artritis, la obesidad, las enfermedades cardiovasculares e incluso el mal de Parkinson y la enfermedad de Alzheimer; no menciona ni una sola vez el fomento de dietas más sanas, ni siquiera dietas tradicionales como la mediterránea, que implican una reducción drástica del consumo de carnes. Su objetivo principal, en un contexto en que muchos gobiernos e instituciones del mundo quieren convencer a sus poblaciones de que, por razones de salud y relacionadas con el impacto de la ganadería sobre el medio ambiente, reduzcan substancialmente el consumo de carnes, la WSPA propone exactamente lo contrario: aumentar la producción ganadera y el consumo, en la creencia de que esto es sinónimo de mejor salud, mejor carne, mejor medio ambiente, menos hambre y menos pobreza y más desarrollo, proposiciones entrelazadas unas a otras de manera arbitraria y, a veces, bastante incoherente, porque simplemente no se deducen unas de otras. Más ganado y más carne no implica necesariamente menos hambre ni menos pobreza ni más salud y, muchas veces, implican exactamente lo contrario.
Al mismo tiempo, la WSPA está activamente implicada en obstaculizar el desarrollo del vegetarianismo. “Es importante no tergiversar el mensaje de la crueldad animal y traducirlo al vegetarianismo”. De lo que se trata es de fomentar el “consumo de carne sin [sentimientos de] culpa” y de “demostrar que hay formas humanitarias de producir y comer carne” (en Pepa García). ¿Cuál será la forma humanitaria de comer carne? ¿Será diferente a la forma cavernícola, o a la forma vampírica?
Desde un punto de vista ético, en momentos en que muchas iglesias del mundo, entre ellas la católica, la adventista, las iglesias evangélicas, la anglicana, la pentecostal, la musulmana, la judía, la budista, y numerosas organizaciones de la sociedad civil, insisten ante sus miembros, o fomentan entre ellos reducir o eliminar el consumo de carne como parte de una nueva relación con los animales, la WSPA quiere convencernos de que debemos comer más carne, tener más ganado y rechazar la idea de que el consumo de carne, o la ganadería misma, sean opciones éticas. Para la WSPA, es una cuestión meramente técnica.
Estas decisiones presuntamente técnicas las quiere dejar la WSPA en manos de estamentos o grupos profesionales como “veterinarios y organizaciones inter-gubernamentales”, a los que invita a integrarse a la WSPA para “jugar roles claves en la definición del futuro del bienestar animal a nivel global”. Al mismo tiempo, la WSPA emplea también tácticas de infiltración en los movimientos bienestaristas e incluso animalistas, adaptando sus posturas dependiendo de los grupos, y de acercamiento y seducción de las clases política y funcionaria. Actúa evitando la luz pública. En Chile, sin embargo, no oculta sus avances en la infiltración del Senado y en ministerios, como el de Agricultura y el Salud. A nivel de ministerios y reparticiones gubernamentales ofrece asesorías presuntamente profesionales, pero que apuntan todas a fortalecer su propia posición de poder para fomentar la industria ganadera. Al dejarles influir de manera decisiva, y completamente injustificada, tanto desde el punto de vista profesional como ético, en estrategias y planes de desarrollo ganadero, o de desarrollo en general, los gobiernos que le abren la puerta a esta organización ponen en grave riesgo la soberanía nacional, y en peligro todo modelo social o de desarrollo donde la ciudadanía juegue un papel central y en los que la noción misma de desarrollo excluye a estos grupos que quieren enquistarse en el cuerpo social como los expertos que han de guiarnos hacia el futuro. Para la sensibilidad contemporánea sus proposiciones son anticuadas e inmorales. Reflejan los valores de un modelo de sociedad que hoy es derechamente incompatible con el desarrollo, sobre la base de premisas absurdas y falsas: por ejemplo, que más carne equivale a mejor salud o que más ganado implica la erradicación de la pobreza, como si esta fuese consecuencia de la escasez de recursos, y no de una distribución aberrante de estos.
Lecturas recomendadas
Amado de Mérici
-Qué hace la WSPA en Chile
(hay una versión abreviada en QuintoPoder
-Las iglesias y los derechos animales
Pepa García
-La verdad sobre la WSPA
-Los pavos y las culturas inventadas
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