El Fascismo Es Cosa del Demonio
A mi juicio, la principal amenaza para la democracia y para Occidente es el fascismo. A diferencia del terrorismo fundamentalista, que, por grave y serio que sea, no deja de ser un suceso policial y no representa ninguna amenaza política, y por tanto tampoco para nuestros ámbitos social, jurídico ni estructural, el fascismo -o lo que se ha dado en llamar hoy, curiosamente, populismo-, esa mortal enfermedad del alma y la moral humanas, seduce a demasiados occidentales. Justamente debido a que esta aberración moral puede disfrazarse de opción política -utilizando la amenaza islámica, entre otras-, hay demasiados políticos moralmente corruptos dispuestos a prestar oídos a los cantos de esta demoníaca harpía que es el fascismo. Sino, piénsese en el grave caso de Holanda, donde una tiranía xenófoba y fascista va ya en su segundo término. Y cada día que pasa, se reafirma en sus repugnantes planes de odio, instalando un apartheid para la población árabe, como hicieron los nazis con los judíos.
El fascismo hoy se advierte en un discurso estúpido y simiesco, como es propio a la naturaleza del fascismo. Piensa el simio mágicamente. Un moro mató a un nativo en Holanda y hete ahí que el simio concluye que los moros son un peligro y que hay que darles de palos. Lee un nativo un libro moro donde se reprueba la homosexualidad y hete que el simio concluye que el islam es malo. Observa el nativo que los terroristas son en realidad árabes y extranjeros, y hete que concluye el simio que los árabes y extranjeros son enemigos malos. Así razonan los simios holandeses, y los simios de muchos países más. Tiene dinero el moro y hete que el simio se propone quitárselo y aprueba leyes para aliviarle el bolsillo -y promulgará el simio leyes excepcionales, obligando a pagar más por lo mismo a los que adolecen de ser árabes y moros. Se prohíbe "criticar a las sociedades occidentales" [sic] dictaminaron los simios en Holanda. No me gusta que hablen árabe, grita una harpía que hace de ministro.
Los simios fascistas establecen conexiones donde la inteligencia no las percibe. Mucho tiene que ver la inmigración con el terrorismo, ladra un simio rascándose el ojete. Tienen los moros demasiadas libertades, aúlla otro, chupándole el dedo al primero. Limitan nuestra libertad de expresión, grita un tercero; no podemos insultarlos. Metamósles en chirona sin acusarles de nada, propone una harpía y guardia de prisiones. Prohibamósles los abogados, azuza una gárgola de tres hocicos. Torturemósles, pa que aprendan, denuesta otro simio. Quitémosles la seguridad social, ofrece otro. El islam es malo, chilla un simio de pelo platinado. Parece una escena sacada del infierno. Y de ahí viene el fascismo: es el Mal, del que hay que defenderse y al que hay que destruir, con todas las armas del pueblo de Dios. Dirán los simios que se justifican en la amenaza musulmana. No ha de creérseles. El fascismo ha estado siempre aquí, acechando con garras deformes y maltrechas. Huele a infierno. Duele el alma.
El fascismo hoy se advierte en un discurso estúpido y simiesco, como es propio a la naturaleza del fascismo. Piensa el simio mágicamente. Un moro mató a un nativo en Holanda y hete ahí que el simio concluye que los moros son un peligro y que hay que darles de palos. Lee un nativo un libro moro donde se reprueba la homosexualidad y hete que el simio concluye que el islam es malo. Observa el nativo que los terroristas son en realidad árabes y extranjeros, y hete que concluye el simio que los árabes y extranjeros son enemigos malos. Así razonan los simios holandeses, y los simios de muchos países más. Tiene dinero el moro y hete que el simio se propone quitárselo y aprueba leyes para aliviarle el bolsillo -y promulgará el simio leyes excepcionales, obligando a pagar más por lo mismo a los que adolecen de ser árabes y moros. Se prohíbe "criticar a las sociedades occidentales" [sic] dictaminaron los simios en Holanda. No me gusta que hablen árabe, grita una harpía que hace de ministro.
Los simios fascistas establecen conexiones donde la inteligencia no las percibe. Mucho tiene que ver la inmigración con el terrorismo, ladra un simio rascándose el ojete. Tienen los moros demasiadas libertades, aúlla otro, chupándole el dedo al primero. Limitan nuestra libertad de expresión, grita un tercero; no podemos insultarlos. Metamósles en chirona sin acusarles de nada, propone una harpía y guardia de prisiones. Prohibamósles los abogados, azuza una gárgola de tres hocicos. Torturemósles, pa que aprendan, denuesta otro simio. Quitémosles la seguridad social, ofrece otro. El islam es malo, chilla un simio de pelo platinado. Parece una escena sacada del infierno. Y de ahí viene el fascismo: es el Mal, del que hay que defenderse y al que hay que destruir, con todas las armas del pueblo de Dios. Dirán los simios que se justifican en la amenaza musulmana. No ha de creérseles. El fascismo ha estado siempre aquí, acechando con garras deformes y maltrechas. Huele a infierno. Duele el alma.
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