¿Tiene Lazos Mohammed B. Con El Terrorismo Internacional?
Sorprende la atención que se otorga a noticias policiales como esta. Su objetivo aparente, más que informar, parece ser convencernos de que el asesinato de van Gogh hace parte de una estrategia terrorista musulmana internacional. De ahí el énfasis en los vínculos entre marroquíes de diversos países de Europa. En sí mismo, el dato es irrelevante: todos en Europa tenemos amistades y relaciones en otros países de Europa. Pero es dudoso que el asesinato haya sido ordenado. Van Gogh no era un hombre conocido y su importe en la política nacional holandesa era mínimo. Todavía sorprende a todo el mundo por qué se le mató a él. El terrorismo musulmán no tiene necesidad de víctimas específicas, pero ciertamente en Holanda hay enemigos mucho más poderosos del islam que el columnista que amaba a los nazis. En ese sentido, es un asesinato poco político. Es más ideológico, y tiene mucho que ver con la televisión.
Dijo un columnista holandés que lo habían matado a van Gogh porque aparecía demasiado en la tele. Hay mucho de verdad en esto. El columnista y su victimario eran de tómbola. Pero el énfasis en Holanda en los lazos internacionales de Mohamed B., su asesino, tiene más que ver con el intento de su gobierno de ocultar las raíces del malestar musulmán. Se aplica en Holanda un sistema de apartheid a la población extranjera, sobre todo musulmana, en abierta violación de los principios de la UE y de nuestra civilización. Hay foristas que lo niegan. Sin embargo, en Holanda, no te puedes casar con una persona de un país musulmán y del tercer mundo (incluyendo América Latina) si no ganas un 120% del salario mínimo y si no tienes 21 años de edad. Estas limitaciones no se aplican a parejas que provengan de Europa y de países clasificados como occidentales. Y el gobierno, aplicando medidas semejantes, impide la reunificación familiar de familias musulmanas y árabes. Hay un constante acoso de los moros.
Y amenazas permanentes. No sólo protege el gobierno a los grupos fascistas que en los últimos cinco años vienen quemando mezquitas y escuelas -no los considera terroristas y, según dijo el jefe de policía, no tienen prioridad para el gobierno- sino además amenaza con prisión indefinida y sin cargos a quienes se opongan a esas medidas, por considerar que quien se opone es un terrorista. Mientras se encarcela cada vez más a sospechosos árabes, por los más de 60 atentados de este año contra mezquitas y musulmanes sólo se ha detenido a 5 personas. En este ambiente de opresión y acoso, creado por el gobierno mismo, es fácil comprender que surjan extremistas. Suele decirse en el país que tiene fortuna el gobierno en no haber atacado a los católicos, pues entonces la pasarían sus políticos mucho peor que con el terrorismo musulmán. Hay algo de verdad en esto. Si se quisiera imponer un apartheid a poblaciones occidentales, estas probablemente no reaccionarían con la humildad de los moros.
Dijo un columnista holandés que lo habían matado a van Gogh porque aparecía demasiado en la tele. Hay mucho de verdad en esto. El columnista y su victimario eran de tómbola. Pero el énfasis en Holanda en los lazos internacionales de Mohamed B., su asesino, tiene más que ver con el intento de su gobierno de ocultar las raíces del malestar musulmán. Se aplica en Holanda un sistema de apartheid a la población extranjera, sobre todo musulmana, en abierta violación de los principios de la UE y de nuestra civilización. Hay foristas que lo niegan. Sin embargo, en Holanda, no te puedes casar con una persona de un país musulmán y del tercer mundo (incluyendo América Latina) si no ganas un 120% del salario mínimo y si no tienes 21 años de edad. Estas limitaciones no se aplican a parejas que provengan de Europa y de países clasificados como occidentales. Y el gobierno, aplicando medidas semejantes, impide la reunificación familiar de familias musulmanas y árabes. Hay un constante acoso de los moros.
Y amenazas permanentes. No sólo protege el gobierno a los grupos fascistas que en los últimos cinco años vienen quemando mezquitas y escuelas -no los considera terroristas y, según dijo el jefe de policía, no tienen prioridad para el gobierno- sino además amenaza con prisión indefinida y sin cargos a quienes se opongan a esas medidas, por considerar que quien se opone es un terrorista. Mientras se encarcela cada vez más a sospechosos árabes, por los más de 60 atentados de este año contra mezquitas y musulmanes sólo se ha detenido a 5 personas. En este ambiente de opresión y acoso, creado por el gobierno mismo, es fácil comprender que surjan extremistas. Suele decirse en el país que tiene fortuna el gobierno en no haber atacado a los católicos, pues entonces la pasarían sus políticos mucho peor que con el terrorismo musulmán. Hay algo de verdad en esto. Si se quisiera imponer un apartheid a poblaciones occidentales, estas probablemente no reaccionarían con la humildad de los moros.
0 comentarios