En Holanda No Hay Tensiones Culturales
Alfredo Abián, de La Vanguardia, escribe sobre Holanda. Empieza refiriéndose a choques interculturales.
Qué imaginación. En Holanda no hay violentos choques interculturales. Ha habido en las últimas tres semanas un grave aumento de atentados sobre todo contra mezquitas. No sabe el autor que la policía ha concluido que se trata de una acción coordinada de grupos fascistas y neo-nazis, que también han atentado contra iglesias, escuelas, centros de refugiados y sedes municipales. Estos grupos vienen atentando contra mezquitas y escuelas particularmente desde 2000. Un último atentado grave, con bomba, frustrado, ocurrió en agosto, durante el día. La policía no persigue casi a estos grupos. Según asesores del gobierno, esos grupos -que no han causado víctimas por casualidad- no son terroristas y califican esos atentados como "activismo político violento". Son los grupos en realidad a los que el ministro del Interior y políticos de extrema derecha llaman "la ciudadanía", afirmando que sus atentados son expresión de "furia popular", rechazando las conclusiones de la propia policía.
También debe corregirse que la película de van Gogh no fue exactamente una creación espontánea del cineasta, sino un encargo del ministro del Interior, que aprobó la película para su emisión por red nacional. El corto tenía claramente intenciones políticas. Muchas de las amenazas son fabricadas por los propios grupos de extrema derecha, como resultó ser la amenaza terrorista contra el partido de Fortuyn, que fue escrita por su propio presidente y que le valieron diez días de cárcel. Pero, además, estas amenazas son en su gran mayoría intervenciones en la red, donde son características y no suponen nada serio, como lo demostrarán las numerosas amenazas e insultos en este mismo espacio de foros. El asesinato de van Gogh y los atentados contra mezquitas están siendo manipulados para afianzar un régimen de segregación de la población musulmana, que se viene implementando desde hace años, como ya ha empezado a informar alguna prensa (http://blogia.com/mqh/index.php?idarticulo=200411226).
Inquieta ver cómo columnistas y otros de los que se piensa que son mínimamente serios ceden a una enfermiza imaginación y dan rienda suelta a su odio, torciendo e inventándose los hechos. No son ciertamente los moros los que han matado a van Gogh, sino un señor llamado Mohamed; lo mismo que quien mató al cabecilla fascista Fortuyn no fueron los holandeses, sino un señor llamado Volkert van der G. Y la abogado holandesa que intentó asesinar a van Aartsen (del VVD, el principal partido detrás del odio) tampoco es musulmana. La policía y servicio secreto han dado muestras de una increíble incompetencia y ineficiencia, lo que no sorprenderá si se considera que la hija de Hitler' (la ministro de Extranjería), ex guardia de prisiones y ex jefe del servicio secreto, dejó el servicio lleno de jefes y analistas de extrema derecha. En Holanda el mayor peligro no es el terrorismo musulmán, que se resolverá obviamente policialmente, sino el apartheid al que el gobierno está sometiendo a los moros.
Qué imaginación. En Holanda no hay violentos choques interculturales. Ha habido en las últimas tres semanas un grave aumento de atentados sobre todo contra mezquitas. No sabe el autor que la policía ha concluido que se trata de una acción coordinada de grupos fascistas y neo-nazis, que también han atentado contra iglesias, escuelas, centros de refugiados y sedes municipales. Estos grupos vienen atentando contra mezquitas y escuelas particularmente desde 2000. Un último atentado grave, con bomba, frustrado, ocurrió en agosto, durante el día. La policía no persigue casi a estos grupos. Según asesores del gobierno, esos grupos -que no han causado víctimas por casualidad- no son terroristas y califican esos atentados como "activismo político violento". Son los grupos en realidad a los que el ministro del Interior y políticos de extrema derecha llaman "la ciudadanía", afirmando que sus atentados son expresión de "furia popular", rechazando las conclusiones de la propia policía.
También debe corregirse que la película de van Gogh no fue exactamente una creación espontánea del cineasta, sino un encargo del ministro del Interior, que aprobó la película para su emisión por red nacional. El corto tenía claramente intenciones políticas. Muchas de las amenazas son fabricadas por los propios grupos de extrema derecha, como resultó ser la amenaza terrorista contra el partido de Fortuyn, que fue escrita por su propio presidente y que le valieron diez días de cárcel. Pero, además, estas amenazas son en su gran mayoría intervenciones en la red, donde son características y no suponen nada serio, como lo demostrarán las numerosas amenazas e insultos en este mismo espacio de foros. El asesinato de van Gogh y los atentados contra mezquitas están siendo manipulados para afianzar un régimen de segregación de la población musulmana, que se viene implementando desde hace años, como ya ha empezado a informar alguna prensa (http://blogia.com/mqh/index.php?idarticulo=200411226).
Inquieta ver cómo columnistas y otros de los que se piensa que son mínimamente serios ceden a una enfermiza imaginación y dan rienda suelta a su odio, torciendo e inventándose los hechos. No son ciertamente los moros los que han matado a van Gogh, sino un señor llamado Mohamed; lo mismo que quien mató al cabecilla fascista Fortuyn no fueron los holandeses, sino un señor llamado Volkert van der G. Y la abogado holandesa que intentó asesinar a van Aartsen (del VVD, el principal partido detrás del odio) tampoco es musulmana. La policía y servicio secreto han dado muestras de una increíble incompetencia y ineficiencia, lo que no sorprenderá si se considera que la hija de Hitler' (la ministro de Extranjería), ex guardia de prisiones y ex jefe del servicio secreto, dejó el servicio lleno de jefes y analistas de extrema derecha. En Holanda el mayor peligro no es el terrorismo musulmán, que se resolverá obviamente policialmente, sino el apartheid al que el gobierno está sometiendo a los moros.
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