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Seguridad Y Régimen Aparte Para Los Árabes En Holanda

Lo más grave es que el contexto político y social que ha creado el gobierno no permitirá que los problemas de seguridad en Holanda sean solucionados a corto plazo. Costará mucho contratar personal árabe en un contexto de opresión y acoso de los musulmanes. Y mucho más ganar la lealtad de ese personal. La continuación de la política de acoso, como sugieren estudiosos y políticos, no hará más que provocar posiblemente más reacciones violentas e incontrolables. Tampoco es realmente de esperar que las nuevas medidas represivas aporten algo. La integración, por otro lado, ciertamente no tiene nada que ver con la amenaza del terrorismo musulmán. El terrorismo se combate mejor con medios policiales eficientes, constantes y discretos. Amenazar con espías no ayuda en nada; hacer trabajar a los espías, sí. Holanda, enfatizando y sacando de contexto la amenaza terrorista, quiere ocultar o justificar a los ojos del mundo que pretende iniciar, desde 2002, un régimen ‘aparte' para los árabes del país.
Este régimen ‘aparte' ya ha comenzado a aplicarse bajo la dirección de la ministro Verdonk. Consiste en imposibilitar la reunificación familiar (¿no es una dolorosa agresión verse separado de tus hijos?) imponiendo tarifas abusivas e ilegítimas en el marco de la UE; en imposibilitar la elección libre de las parejas: si eres moro y te quieres casar con una mujer de países llamados ‘no-occidentales', debes tener un salario más alto que los demás, tener 21 años, exigencias que no se aplican a otros (¿no es humillante renunciar a tu vida sentimental porque no tienes el origen correcto?); si eres moro tampoco te darán trabajo ni te admitirán en discotecas (como acaba de publicar la policía de Utrecht). Se restringirá la vida religiosa de los musulmanes y la libertad de expresión, macabramente en nombre de la libertad de expresión. Y se exige de la población musulmana que demuestre su repulsa por el crimen de van Gogh, pero no que los aborígenes hagan lo suyo por los crímenes de los fascistas.
El terrorismo no tiene nada que ver con la integración de la población musulmana, aunque ciertamente los grupos musulmanes que declaran la yihad son tan peligrosos como los de extrema derecha y debiesen ser severamente reprimidos. Para eso tenemos policías y tribunales, y servicios secretos. Lo demás, es una memez alentada por fascistas descerebrados. Pero mientras el peligro terrorista -musulmán y holandés- puede combatirse con medios policiales, el peligro de la instalación de un estado de excepción ‘aparte' es de dimensiones mucho más tenebrosas, porque los fascistas transformarán el odio anti-musulmán en ley, para poder someter, explotar y disponer a voluntad de los moros. Esto es una amenaza para todos los que defendemos la civilización, la democracia y la libertad. No hay que olvidar tampoco que en la torpe y puerca mente fascista, los que defendemos a Occidente somos enemigos, iguales o peores que los moros. La yihad, como el fascismo, es una amenaza para todos.

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