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La Toma De Faluya, Las Elecciones Y Naciones Unidas

La toma militar de Faluya no acerca a la alianza norteamericana a la solución de los problemas de la ocupación. Aunque sin duda se habrá eliminado a un buen número de terroristas, la muerte de resistentes sunníes nacionalistas y la destrucción de la ciudad, incluyendo sus mezquitas, es probable que hagan ganar más ímpetu a la resistencia en otras partes del país, y logre incorporar a la población chií. El tibio rechazo al asalto -tibieza en parte provocada por las crueles decapitaciones de al-Zarqawi- se transformará con seguridad en una furiosa reacción de indignación cuando los iraquíes se enteren de las bajas civiles y de la destrucción de la ciudad. Con esto, el retorno de los sunníes al gobierno interino y su participación en las elecciones de enero está fuera de cuestión. Y el boicot y la continuación de la resistencia en todo Iraq deben considerarse como ciertas. Además, la eliminación de los terroristas de Faluya -si acaso la hubo- no significará el fin del terrorismo, sino apenas su desplazamiento.
Los terroristas -sigo el uso corriente en llamar así a los miembros de grupos fundamentalistas que predican la yihad- atacarán en otras ciudades, y probablemente querrán trasladar sus operaciones a los países que participan en la invasión norteamericana. La posibilidad de atentados en el Reino Unido, Italia, Holanda, Polonia y otros países de la alianza será probablemente un objetivo prioritario de estos grupos. La resistencia nacionalista está en todas partes y no cambiará de tácticas; quizás habrá que esperar más ataques contra las tropas extranjeras que los que ha habido en el último medio año, buscando diezmarlas para castigar al gobierno de Bush, y más atentados contra figuras del gobierno interino y funcionarios de todo nivel asociados más directamente a este. El objetivo seguirá siendo mantener la situación de caos y desgobierno e impedir tanto las elecciones como el funcionamiento normal del estado.
No se ve cómo podría contribuir Naciones Unidas a superar esta situación. A pesar de las exigencias norteamericanas, la idea de que la ONU envíe personal para ayudar en la organización de las elecciones está lejos de ser realista: el personal de la ONU será un objetivo de primer orden de la resistencia y hasta el momento ningún país ha comprometido seriamente fuerzas de protección para ese personal. La principal tarea de la policía y fuerzas de seguridad iraquíes seguirá siendo la de protegerse a sí mismos, lo mismo que será la principal tarea de las tropas de la coalición. Los objetivos americanos -si es que alguna vez lo dijeron sinceramente- de retirarse pronto se advierten cada vez más ilusorios. Muy al contrario, ahora que la alianza norteamericana hace agua por todos los lados -con el retiro de las tropas holandesas y polacas, y otras-, necesitará más tropas. El aislamiento en que se encuentra EEUU no se superará en ningún plazo previsible.

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