Fascismo Holandés en Plan de Ataque
En Holanda se asiste al renacimiento de las tenebrosas ideologías que dieron origen al nazismo. Han hecho de los musulmanes a sus nuevos judíos. El gobierno anunció la pronta implementación de leyes anti-terroristas que permitirá encarcelar sin cargos y sin derecho a defensa a los árabes que la policía considere sospechosos, recreando centros de detención en todo similares a las cárceles de Guantánamo y Abu Ghraib. Pero aun, los ciudadanos tampoco tendrán derecho siquiera a enterarse si algún ciudadano ha sido encarcelado preventivamente o no. Destacados juristas y jueces han denunciado el fin del estado de derecho democrático, incluyendo entre ellos a jueces del Tribunal Supremo y de otros tribunales del país. A raíz justamente de las protestas del Tribunal Supremo, el gobierno amenazó al poder judicial con inhabilitar a los jueces que se opongan a la nueva legislación anti-terrorista. La campana contra el poder judicial no es nueva. Y muchos jueces colaboran con el régimen.
Una parte de los jueces holandeses han aceptado legitimar con su participación las farsas montadas para privar a los refugiados de su derecho a asilo en juicios rápidos de 20 minutos y juzgando exclusivamente sobre la base de informes de la policía y del servicio de inmigración, una institución cada vez más cercana a las SS alemanas. Hay aun casos más escandalosos. Un padre y un hijo neo-nazis, que intentaron en 2003 asesinar a cinco marroquíes, dejándoles heridos gravemente y lisiados a dos de ellos, han sido apenas condenados a 4 anos de prisión, al mismo tiempo que se impondrá cadena perpetua al asesino del antisemita Theo van Gogh. El gobierno, y ahora también los jueces, no consideran terrorismo al terrorismo de extrema derecha. Entretanto, los grupos neo-nazis continúan actuando impunemente: hace unos días quemaron una tienda judía y mancharon con pintura varias otras musulmanas. La policía hace la vista gorda.
Ninguna de las medidas tomadas por el gobierno holandés tiene realmente como fin combatir el terrorismo. Lo que le interesa es acosar y humillar a la población musulmana. Este gobierno es como una extensión del gobierno pro-nazi que dejó la corona al huir del país en la 2a Guerra y que colaboró tan alegremente en el asesinato de la población judía -que, por cierto, era perseguida y discriminada mucho antes de que invadieran los alemanes. La historia se repite hasta en los detalles. Pretendiendo que están amenazados, los holandeses de la antigua izquierda se unen a fascistas, manteniendo en pie una criminal ficción destinada a justificar el acoso de los árabes y su final expulsión para ser remplazados por poblaciones blancas de Europa del Este. Scheffer es uno de esos tediosos y descerebrados ideólogos del nuevo régimen que se anuncia. Holanda es uno de los más graves y urgentes peligros que enfrenta Occidente.
Una parte de los jueces holandeses han aceptado legitimar con su participación las farsas montadas para privar a los refugiados de su derecho a asilo en juicios rápidos de 20 minutos y juzgando exclusivamente sobre la base de informes de la policía y del servicio de inmigración, una institución cada vez más cercana a las SS alemanas. Hay aun casos más escandalosos. Un padre y un hijo neo-nazis, que intentaron en 2003 asesinar a cinco marroquíes, dejándoles heridos gravemente y lisiados a dos de ellos, han sido apenas condenados a 4 anos de prisión, al mismo tiempo que se impondrá cadena perpetua al asesino del antisemita Theo van Gogh. El gobierno, y ahora también los jueces, no consideran terrorismo al terrorismo de extrema derecha. Entretanto, los grupos neo-nazis continúan actuando impunemente: hace unos días quemaron una tienda judía y mancharon con pintura varias otras musulmanas. La policía hace la vista gorda.
Ninguna de las medidas tomadas por el gobierno holandés tiene realmente como fin combatir el terrorismo. Lo que le interesa es acosar y humillar a la población musulmana. Este gobierno es como una extensión del gobierno pro-nazi que dejó la corona al huir del país en la 2a Guerra y que colaboró tan alegremente en el asesinato de la población judía -que, por cierto, era perseguida y discriminada mucho antes de que invadieran los alemanes. La historia se repite hasta en los detalles. Pretendiendo que están amenazados, los holandeses de la antigua izquierda se unen a fascistas, manteniendo en pie una criminal ficción destinada a justificar el acoso de los árabes y su final expulsión para ser remplazados por poblaciones blancas de Europa del Este. Scheffer es uno de esos tediosos y descerebrados ideólogos del nuevo régimen que se anuncia. Holanda es uno de los más graves y urgentes peligros que enfrenta Occidente.
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