Holanda Provoca Con Apartheid A Mundo Árabe E Irán Puede Tomar Represalias
A medida que pasa el tiempo, surgen nuevos peligros en el terreno internacional. EEUU ha sido incapaz de convencer al mundo, y en especial al mundo libre y al árabe, que la guerra contra Iraq, aunque fuese ilegal, tendría un fin pronto y que asistiríamos en poco tiempo al nacimiento de un Iraq democrático y libre. Los aliados de EEUU en el país no dan esas garantías. Y las políticas norteamericanas hacen aun más agudos y graves los conflictos internos de ese país, y amenazan con extender el conflicto a países adyacentes. Israel se empecina en mantener la ocupación de Palestina. En este ambiente, la posibilidad de que otros países árabes inicien reformas hacia la democracia son cada vez más remotas. Las actividades de los grupos terroristas recrudecerán. Todavía peor en este horizonte es que si algunos países europeos -como es el caso particular de Holanda- continúan una política de apartheid, acoso y despojo de su población musulmana, las repercusiones pueden ser terribles.
Ayer justamente Irán ha pedido explícitamente a Holanda que cese su política de acoso y persecución de "musulmanes, árabes y extranjeros". No ha dicho el gobierno iraní cuáles serán las consecuencias para Holanda, pero es un país particularmente débil. Tiene inversiones y grupos numerosos de residentes en muchos países fuera de su territorio, que son un blanco particularmente fácil de acciones de represalia. Su política de apartheid de los musulmanes, confirmada ayer mismo por el gobierno, se une a su participación en la invasión de Iraq. El odio que crea entre la población musulmana de Europa y del mundo la transforma en un blanco previsible de atentados. El apartheid de su población musulmana no impedirá los atentados terroristas. Al contrario, hará que su probabilidad sea mayor. Es crucial y urgente que la UE llame al orden a Holanda y la obligue a respetar la Constitución europea, que prohíbe la discriminación, al tiempo que se refuerzan las medidas policiales anti-terroristas.
Europa debe impedir a toda costa las provocaciones y la inmoralidad holandesa. Es de vital importancia que no logre ese país confundir los intereses de su gobierno de extrema derecha con los intereses de Europa. Sería para la UE un error fatal. El apartheid holandés nada tiene que ver con la lucha anti-terrorista y los intentos de su gobierno de pretender que es el caso, deben ser rechazados de manera terminante. El virus fascista holandés amenaza ahora con extenderse a otros países germanófilos, como Austria. Europa debe impedir que las tribus germánicas de su actual territorio vuelvan a las suyas con experimentos de pureza racial y cultural, excusándose, como en los años treinta Alemania, en un supuesto peligro de sus poblaciones extranjeras residentes. Es indispensable que la Unión evite que Holanda haga creer al mundo árabe que hay una guerra entre ese mundo y Europa, y que provoque a los países árabes a acudir en defensa de sus compatriotas. El papel de España en esto será crucial.
Ayer justamente Irán ha pedido explícitamente a Holanda que cese su política de acoso y persecución de "musulmanes, árabes y extranjeros". No ha dicho el gobierno iraní cuáles serán las consecuencias para Holanda, pero es un país particularmente débil. Tiene inversiones y grupos numerosos de residentes en muchos países fuera de su territorio, que son un blanco particularmente fácil de acciones de represalia. Su política de apartheid de los musulmanes, confirmada ayer mismo por el gobierno, se une a su participación en la invasión de Iraq. El odio que crea entre la población musulmana de Europa y del mundo la transforma en un blanco previsible de atentados. El apartheid de su población musulmana no impedirá los atentados terroristas. Al contrario, hará que su probabilidad sea mayor. Es crucial y urgente que la UE llame al orden a Holanda y la obligue a respetar la Constitución europea, que prohíbe la discriminación, al tiempo que se refuerzan las medidas policiales anti-terroristas.
Europa debe impedir a toda costa las provocaciones y la inmoralidad holandesa. Es de vital importancia que no logre ese país confundir los intereses de su gobierno de extrema derecha con los intereses de Europa. Sería para la UE un error fatal. El apartheid holandés nada tiene que ver con la lucha anti-terrorista y los intentos de su gobierno de pretender que es el caso, deben ser rechazados de manera terminante. El virus fascista holandés amenaza ahora con extenderse a otros países germanófilos, como Austria. Europa debe impedir que las tribus germánicas de su actual territorio vuelvan a las suyas con experimentos de pureza racial y cultural, excusándose, como en los años treinta Alemania, en un supuesto peligro de sus poblaciones extranjeras residentes. Es indispensable que la Unión evite que Holanda haga creer al mundo árabe que hay una guerra entre ese mundo y Europa, y que provoque a los países árabes a acudir en defensa de sus compatriotas. El papel de España en esto será crucial.
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