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Dónde Están Los Graves Conflictos Xenófobos

Sobre los comentarios de Salvador Cardús i Ros, en La Vanguadia, que empieza diciendo: "Los graves conflictos xenófobos que ciertos individuos han protagonizado en Holanda a raíz del asesinato del cineasta Theo van Gog, enfrentando a la población autóctona con la población musulmana, sugieren algunas reflexiones arriesgadas pero convenientes".
Para comenzar, no hay graves conflictos xenófobos en Holanda. Ha habido en los últimos cuatro o cinco años numerosos atentados contra mezquitas, que se han intensificado en las últimas semanas. Según la policía, son acciones organizadas y coordinadas de grupos de extrema derecha. Estos grupos, que el gobierno no considera terroristas (sus acciones son calificadas de "activismo políticos violento"), han gozado tradicionalmente de impunidad. No ha habido ningún caso de violencia espontánea contra mezquitas o templos. Y toda la última ola de atentados empezó después de que el ministro del Interior llamara a la guerra contra el terrorismo musulmán. Sí hay amenazas, contra políticos, también musulmanes. Pero debe tomarse en cuenta que parte de estas amenazas son fabricadas: por ejemplo, el presidente del partido fascista LPF, que escribió cartas de amenazas firmándolas como si fuera un grupo terrorista musulmán. (Renunció al partido; sus colegas diputados siguen en el Parlamento).
Este clima de tensión ha sido y es alentado por el gobierno. Ha de preguntarse cuántas de estas mezquitas hubieran sido quemadas si el gobierno hubiese resuelto perseguir y acabar con los terroristas blancos antes del asesinato de van Gogh. Y si hubiese puesto mordaza a estos grupos, que actúan en completa libertad, y tras las rejas a sus cabecillas. En este sentido, policía y servicio secreto han mostrado una terrible incompetencia. Y cuántas mezquitas no hubieran sido quemadas si ese ministro no hubiese llamado a sus partidarios a hacer la guerra. Los holandeses no son estúpidos como para creer -como sus gobernantes- que esta es una guerra entre moros y nativos. El gobierno viene implementando un sistema aparte para los árabes desde hace varios años, como ya sido señalado por observadores extranjeros. Y este sistema es probablemente el mejor caldo de cultivo del terrorismo -no solamente moro, ya que Fortuyn fue asesinado por un holandés, y contra van Aartsen atentó una abogado holandesa.
En Holanda se está instalando una tiranía fascista. En Holanda se imponen impuestos especiales a los inmigrantes árabes y del tercer mundo; se imposibilita su vida familiar, dificultando vía tarifas abusivas de varios miles de euros la reunificación familiar; se acaba de decretar una ley que exige que un inmigrante gane 120% del salario mínimo si quiere casarse con una pareja de un país del tercer mundo, exigencia que no se aplica a otros. El gobierno prosigue una política sistemática de acoso y humillación de los musulmanes, y extracción casi forzosa de recursos para el estado. No por nada el ex ministro del Interior Hans Dijkstal ha dicho que la principal amenaza para Holanda es su propio gobierno (http://blogia.com/mqh/index.php?idarticulo=200411139). La continuada discriminación y segregación se ha enlazado con el terrorismo islámico, pero no hay una relación intrínseca entre las dos cosas. Quien no lo entienda, no entenderá por qué son holandeses los autores de otros atentados.

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