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Autor Compara Régimen Holandés Con La Segregación Norteamericana De Los Años Cuarenta

Es probablemente verdad, si lo dice el juez Garzón, que Mohammed B., el que mató a van Gogh, es miembro de una red internacional, pero cuesta creer que un grupo internacional de terroristas hubiese escogido como víctima a van Gogh. Aunque furiosamente anti-musulmán y asociado a la extrema derecha en el poder (recuérdese que su película ‘Submission' fue un encargo del ministro del Interior), no era van Gogh un político. Todos los atentados e intentos han tenido como blanco a políticos de extrema derecha; y a políticos de izquierdas. Pero no se había atentado contra figuras que son simplemente públicas. Como los terroristas parecen ser de tómbola, también fijaron sus obsesiones en una figura de tómbola. Unos yihadistas iraquíes, después de todo, pensaban volar una embajada cubana porque había prisioneros en Cuba. ¿O no son de tómbola? Quiero decir: ¿hay detrás realmente una red internacional? Y si la respuesta es sí, ¿por qué entonces eligieron a van Gogh? ¿Es posible pensar que este asesinato no se explica más que en términos locales, en la historia local?
Así lo cree Trevor Phillips, presidente de la Comisión para la Igualdad Racial del Reino Unido. Phillips dice que no le sorprende el asesinato en Holanda, porque las políticas de represión y acoso de la población musulmana han creado tal resentimiento entre los musulmanes que era difícil imaginar que algo no ocurriera. Según Phillips, el gobierno holandés, en su tratamiento de la población árabe musulmana combina el régimen de segregación de los negros en Estados Unidos en la primera mitad del siglo 20 con el actual y autoritario enfoque francés. Este régimen empezó a aplicarse en Holanda hace años y con los elementos de extrema derecha en el gobierno se profundiza aun más. Los musulmanes en Holanda son discriminados y segregados y ahora se les humilla transformando en política de estado el estúpido dictado de que son culpables de provenir de una cultura que la memez extremista considera incompatible con la holandesa -no con la occidental, a la que Holanda todavía aspira.
Según Phillips el gobierno ha desarrollado este represivo sistema de segregación para satisfacer a la extrema derecha. La verdad es que la extrema derecha se ha introducido en el gobierno y maneja falsamente la amenaza terrorista musulmana para implantar un régimen aparte o de segregación. La conspiración fascista, en realidad, tiene cara y nombre y domicilio conocido. Extrañamente, la izquierda calla, no así los liberales de verdad, que ya han comenzado, como el antiguo ministro del Interior, Dijkstal, a dar la voz de alarma. Los partidos de derecha han abierto la puerta de los extremistas y eso es imperdonable. Pero la amenaza es peor: ya hace unos meses se discute en Holanda la idea de trasladar a los pobres (entiéndase que en Holanda cuando se dice ‘pobres', se dice moros) a barrios aparte en el campo o en las afueras de las grandes ciudades. Holanda va decididamente en camino de repetir los crímenes de sus primos alemanes. Phillips ha dado en el clavo. El problema es el fascismo.

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