Más Sobre La Conspiración Fascista
Nuevas informaciones, muy divertidas, aunque en las condiciones actuales de manifiesta mala leche: las cartas de amenaza que recibió estos últimos días el partido fascista LPF (el de Fortuyn), las escribió y firmó haciéndose pasar por árabe musulmán el propio presidente del partido. Fue arrestado brevemente, y confesó. Y hoy se ha sabido también que los atentados contra algunas mezquitas e iglesias parecen ser producto, al menos en una de las ciudades, de un mismo grupo de jóvenes neo-nazis, ya identificados por la población -al tiempo que la policía, tras días de pesquisas, dice no saber quiénes son y aún no detiene a nadie. ¿No hay motivo justificado para sospechar del actual clima de tensión? ¿Cómo se entiende que la escuela -que no mezquita- fuera quemada teniendo vigilancia policial? Huele mal. Los indicios de una conspiración fascista montada por el gobierno se hacen más evidentes.
Algunos de los filósofos que participan en foros parecen asumir que la defensa de las libertades individuales y de la democracia, y otros logros de Europa, es sinónimo de ser terrorista, fundamentalista, pro-moro y, últimamente, hasta comunista. Con denunciar la violencia y el odio en que se tiene a los musulmanes ciertamente no se justifica ningún acto de violencia, ni cometidos por individuos musulmanes ni por otros. Al defender las libertades y la democracia, se defiende en realidad nuestra civilización misma. Considerar a todo un grupo culpable de las acciones de un individuo delata un espíritu burdo y una mentalidad primitiva, muy ajena, Dios nos libre, de lo que llamamos Occidente. Es igualmente de inmoral, innoble y de cobardes tratar de justificar, como en Holanda, un régimen de excepción para la población musulmana usando como argumento un suceso policial. Esto lo defienden no sólo tarados, sino también y sobre todo, los fascistas y algunos de las antiguas tribus teutonas.
Algunos de los filósofos que participan en foros parecen asumir que la defensa de las libertades individuales y de la democracia, y otros logros de Europa, es sinónimo de ser terrorista, fundamentalista, pro-moro y, últimamente, hasta comunista. Con denunciar la violencia y el odio en que se tiene a los musulmanes ciertamente no se justifica ningún acto de violencia, ni cometidos por individuos musulmanes ni por otros. Al defender las libertades y la democracia, se defiende en realidad nuestra civilización misma. Considerar a todo un grupo culpable de las acciones de un individuo delata un espíritu burdo y una mentalidad primitiva, muy ajena, Dios nos libre, de lo que llamamos Occidente. Es igualmente de inmoral, innoble y de cobardes tratar de justificar, como en Holanda, un régimen de excepción para la población musulmana usando como argumento un suceso policial. Esto lo defienden no sólo tarados, sino también y sobre todo, los fascistas y algunos de las antiguas tribus teutonas.
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