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A Disposición del Gobierno

Lo que en Holanda se llama ‘tbs' [ter beschikking stellen, algo así como ‘a disposición del gobierno'] es una pena que dictaminan los tribunales, aunque no únicamente, y que no se conoce en otros países occidentales. Consiste en internar en clínicas psiquiátricas a algunos condenados, habitualmente condenados que presentan personalidades psicóticas. Manicomios, en otras palabras. Esta condena no se conoce en otros países occidentales; pero sí es un recurso habitual de gobiernos y tribunales de países como Rusia y China, y otros. En el pasado reciente, y hoy en día también, solía internarse en esos manicomios a acusados de delitos políticos, en la creencia que oponerse al régimen político era señal inequívoca de alguna desviación mental.
Ahora el ministro de justicia de ese país, un tal Donner, ha declarado que los extranjeros en Holanda que han sido condenados a permanecer en una de esas clínicas deben en realidad ser deportados a sus países de origen. Cuestan demasiado dinero. Según la eminencia, unos 400 euros al mes. El problema es que como esos países occidentales y algunos no occidentales no conocen esa extraña y atávica condena, no pueden recibirlos. Además, según el sistema jurídico holandés, deberían esos presos cumplir primero la condena antes de que se considere su deportación a sus países de origen.


Mandarín De Justicia Modificará Ley

Por ello, la eminencia mandarina se ha propuesto redactar una modificación de la ley de tbs. Esa modificación, que decretará una vez que termine su redacción, le permitirá cancelar la condena de cualquiera de esos reclusos y graves pacientes psiquiátricos a fin de poder deportarlos. Obviamente, porque no perteneciendo ya a la categoría de condenados, y, por tanto, hombres libres, podrán ser deportados a sus países de origen, donde podrán continuar su carrera de asesinos o violadores en serie, o de disidentes políticos, si cabe.
A los reclusos extranjeros condenados a esta curiosa condena de tbs que no pueda deportar, los internará en manicomios donde podrán esperar su muerte lenta, porque les negará toda asistencia médica o psiquiátrica, excepto la básica en casos de urgencia. Es difícil imaginar mayor y criminal irresponsabilidad. No diré nada sobre el carácter inhumano de esta medida, porque está demostrado que el mandarín de Justicia (qué mal suena esta palabra asociada a esa carroña de personaje), así como sus colegas en el gabinete, dejaron hace tiempo de pertenecer al mismo universo moral que el resto de Occidente.


También Se Declara Locos A Los Disidentes

Pero el carácter arbitrario de esta condena a quedar a disposición del gobierno y ser así internado en un manicomio -antes era un campo de trabajos forzados- la está aplicando el gobierno para sus disidentes políticos más extremos. Así, la abogado que trató de arrollar a un diputado del partido del mandarín de Justicia, porque quería sentar un ejemplo y castigar a alguien del gobierno que era responsable de la interceptación de su teléfono, fue condenada a quedar a disposición del gobierno, el que ha dispuesto su internamiento en un manicomio. Y ¿por qué dicen los tribunales que está loca? Porque sufre de delirio de persecución, dijeron los jueces.
Yo no creo que los jueces se hayan dado la molestia de investigar las aseveraciones de la abogado y creo muy probable que la policía haya intervenido su teléfono. Es una práctica habitual, e ilegal, de la policía teutónica de Holanda interceptar los teléfonos de los ciudadanos sospechosos. Los jueces lo saben igual de bien que yo, que tengo mi teléfono pinchado y que ahora, por decirlo, quizás me encierren entre los locos por sufrir de deliro persecutorio. Otro señor que envió una carta a un canal de televisión, y que fue prontamente denunciado por los periodistas adeptos de los mandarines del Cuarto Reich, ha sido igualmente condenado a quedar a disposición del gobierno.


Eminencia Determinará Quién Está Loco Y Quién No

Yo digo esto porque el prurito legal del ministro es tan evocador de los nazis, que se le ponen a uno los pelos de punta. También los nazis hacían todo legalmente, con lo que entendían fundamentalmente ‘poner algo en papel', y no que las medidas tomadas se ajustaran a derecho o a principios morales universales. Para los nazis, la ley era más bien un trámite burocrático. Como piensa el mandarín neo-fascista, el derecho debe ajustarse a sus propósitos siniestros, y no él quien deba abandonarlos. También decretará el mandarín (digo bien, decretará) que sea él quién determine quiénes deben ser condenados a este régimen primitivo y hasta cuándo, y no solamente los jueces, dado que estos tienden, dijo, a respetar en demasía la ley. Los jueces colaboran con la bestia fascista, pero no lo suficiente.
Una vez dictaminado así que un loco condenado a un manicomio ya no está loco en virtud de la sapiencia de la eminencia neo-nazi, será entregado nada menos que a la hija de Hitler (la ministro de Deportaciones), para que tramite su expulsión de las tierras de Wotan. Y esta hija de Hitler ya ha enviado a algunos deportados a otros países proveyéndoles de pasaportes falsos, de modo que es muy probable que los dementes que ya no son dementes, pero sí criminales y violadores unos, y disidentes otros, terminen sepa Dios dónde.

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