Válgame La Macarena 2
El caso es que la irracionalidad en la conducta política no es un tema que se estudie demasiado. En algunas democracias modernas hay instituciones que se ocupan, por ejemplo, de examinar si los programas de gobierno de los diferentes partidos hacen sentido en un marco presupuestario dado. Sus análisis son demoledores. Pocos políticos se atreven así a mentir o a prometer absurdos. Pero no tenemos nada semejante en el terreno moral. El problema es que aun si lo tuviéramos, es probable que a alguna gente le siga pareciendo poco relevante tener gobernantes araneros e inmorales. ¿Qué hace que la gente prefiera a cierto personaje aun sabiendo que es inmoral? ¿Será que mucha gente encuentra buena la inmoralidad? Me decía un señor hace poco que Hitler había sido muy malo, pero que en su época Alemania no tenía desempleo. Eso, le parecía a él, valía la pena de tomar en cuenta a la hora de juzgar al nazi. Válgame la macarena.
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