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Los Perros También Se Escapan

El perro escapado no suele aparecer ni en la prensa general ni en la literatura más especializada. Toda la atención se concentra en los perros perdidos y los perros abandonados. Pero sobre el perro escapado no sabemos nada. ¿Se escapan los perros, o sólo se pierden?

Los chuchos también se escapan. En Chile tienen razones más que fundadas para hacerlo. Pese a que la inmensa mayoría de los chilenos son amantes de los perros y declaran que nunca los han maltratado ni los maltratarían, todavía hay muchos dueños que los golpean rutinariamente y los tratan frecuentemente con extrema y estúpida crueldad. 
En el patio de mis vecinos, vi a una mujer golpeando a sus perros con una escoba. Los perros corrían de un lado a otro, tratando de eludir los golpes, y finalmente uno de ellos saltó por encima de las láminas de pizarreño que son usadas como verja -de una altura aproximada de un metro con cincuenta centímetros. Quiero decir, es un salto bastante alto. No es que los perros sólo den esos saltos cuando está en dificultades o les están maltratando. Pero en este caso, los perros no habían saltado nunca por ahí para escapar.
A este mismo perro lo encontró mi mujer hace unos días en la plaza del pueblo. Al traerlo de vuelta a su casa, no quería entrar. Cuando salió la dueña, no se acercó a ella sino que se alejó y trató de esconderse detrás de una planta. Finalmente entró. Es el mismo perro que se escapó hoy. Ojalá no vuelva y encuentre una familia o persona que lo adopte y le brinde otra vida mejor, con cariño y cuidados adecuados.
Alguna gente en este pueblo es espantosamente cruel con sus animales. He visto muchos perros encadenados a árboles, caballos dejados bajo el sol días enteros, señoras emperifolladas pegándoles patadas a los perros a la puerta de la iglesia. Mi vecina no los alimenta todos los días. Cuando lo hace, les da solamente pan. Los castiga a menudo –“Rompieron el cuaderno”, explicó una vez- pegándoles o, a veces, sujetándolos a un árbol con una cadena.
Por supuesto, también hay en el pueblo gente muy buena. Gente que ayuda a los perros de la calle sin exigir nada a cambio. La iglesia incluso adoptó a un perro callejero, que ahora se le encuentra siempre en el atrio. Gente que organiza campañas de esterilización y adopción. Hay un perro que entra a misa, y nadie lo rechaza.

Pero el perro escapado es una verdad. Escapa para huir de los maltratos, del desamor y de la crueldad. Una vez en la calle, terminarán siendo perdidos, aunque su situación se parece más a la de los perros abandonados –porque el maltrato es una suerte de abandono. En muchos casos, el abandono es simplemente la culminación de toda una vida de maltratos y crueldades y otras infamias. El perro que escapó vive en una familia de demonios. Su ama mató a otro de sus perros –vale decir, un amiguito del escapado- apuñalándolo y estrangulándolo. Los otros perros probablemente presenciaron el crimen.

Tiene motivos muy fundados para escapar. Ojalá lo logren. En los próximos días, el pueblo tendrá probablemente tres perros más en su plaza. No están perdidos. Nadie los abandonó ahí. Habrán escapado de la tortura y la muerte. Serán perros escapados.
[Foto viene del blog Olmué Turístico.]

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