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¿Hay Un Terrorismo Peor Que Otro?

Definitivamente. Los últimos acontecimientos en Holanda lo dejan en claro. El terrorismo islamita lo realizan pequeños grupos de gente o descerebrada o herida o desesperada. Con sus actos terminan usualmente sus carreras de violencia. Terminar con este terrorismo es sobre todo un asunto policial. No hablo de soluciones de la raíz de los problemas. Esas soluciones deben surgir. La ocupación de Palestina debe terminar, y con ello se terminaría con la fuente más intensa del malestar y de la indignación árabe. Pero no terminará con todo el terrorismo. Fanáticos y dementes que buscan ganar puntos en el paraíso habrá siempre. Pero la solución, si la hay, sigue siendo policial. En los casos de terrorismo inspirados políticamente, digamos los grupos que quieren imponer una teocracia musulmana en Europa y el mundo, las pretensiones son tan claramente absurdas que, sin desdeñar su gravedad en el terreno policial, no pueden sino mover a risa.
El terrorismo de extrema derecha, en cambio, está asociado a proyectos políticos totalitarios apoyados por estructuras gubernamentales. Los terroristas de extrema derecha son protegidos o por las leyes de sus países o por personajes políticos importantes de sus países. En Holanda, por ejemplo, parece evidente que los grupos terroristas neo-nazis cuentan con la protección del ministro del Interior, y quizás de todo el gabinete. De todos los atentados contra mezquitas, escuelas y centros de refugiados de los últimos cinco años, se ha detenido y procesado sólo a seis personas -adolescentes. El gobierno, además, no llama terrorismo a sus acciones. Para el gobierno holandés, estos extremistas no son terroristas: son, en su jerga, "activistas políticos violentos". Los ministros llaman a los integrantes de estos grupos "jóvenes exaltados". El jefe de la bancada de extrema derecha les llama "el pueblo holandés indignado".
El gobierno argumenta que no su objetivo no es causar muertes, sino sólo daños materiales. Pero esto es una falsedad. No han habido víctimas mortales porque Dios no quiso. El atentado frustrado de agosto contra un centro de refugiados se cometió durante el día. Si la bomba hubiese estallado habría habido con toda probabilidad víctimas mortales, según declaró la propia policía un mes después de conocido el incidente. Uno de los atentados de noviembre se cometió en el día contra la sala de reuniones de un ayuntamiento. Estaban los concejales reunidos. Las bombas incendiarias no les cayeron encima de casualidad. Estos criminales siguen libres. No son terroristas.
Está claro que el gobierno protege al terrorismo de extrema derecha. Esos grupos son parte de sus fuerzas de orden. Sus grupos de choque. Se especializan en quemar templos y en atacar a niños.
Sin embargo, contra el supuesto terrorismo musulmán se aplica mano dura. Y se define como terrorismo dichos y actos que no son constitutivos de delito en ningún país del mundo. Hay varios ciudadanos árabes en prisión indefinida por haber "deseado la muerte" de un político. Es posible que no nos guste que se desee la muerte de alguien, pero no es un delito. Tampoco es un delito oponerse a la guerra de Iraq y denunciar las violencias contra civiles en ese país. Ahora, para los jueces holandeses sí lo es. Cuando los árabes denunciaban los crímenes de Saddam Hussein no se consideraba que cometiesen un delito.
En Holanda ocurren cosas graves. El director del buró de sondeos Maurice de Hondt habla de una república de Weismar -el gobierno que precedió la tiranía nazi. No creo que exagere. El director de la oficina contra el racismo de Inglaterra describe a Holanda como un país donde se aplica el apartheid. Dice que comenzó con el gobierno de extrema derecha en el 2000. Y tiene razón. Desde entonces el terrorismo de extrema derecha está en el poder.

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