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Válgame La Macarena

A pesar de las numerosas investigaciones que se han hecho sobre los preliminares de la guerra, que corroboran todas las intrigas de Bush, la desinformación y el engaño, las falsedades en torno a la amenaza que representaba Saddam Hussein, sus armas de destrucción masiva, la alianza de Bush con bin Laden, y a pesar de las numerosas violaciones de la ley, las torturas en Abu Ghraib etc., cuando se pregunta al público que opina de ello un 40 por ciento cree que esas conclusiones son falsas o irrelevantes. Y un columnista de Washington Post, que reconocía todo esto, decía sin embargo que más valía no cambiar de gobernante en tiempos de guerra.
O sea, la irracionalidad reina y está sentada a pata ancha en el sillón del presidente. A ese público no se le puede llevar a razón, porque la rechazan de plano. El diálogo en que se supone que se asienta una democracia, no es posible. Muchos de ellos, como el presidente, siente incluso orgullo de ser irracionales. Válgame la macarena.

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