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Lagos, Nuestro Hombre en Santiago

Hace algún tiempo -quizás un mes-, el antiguo director de la policía política de Pinochet, el general Contreras, declaró en una entrevista en la cárcel, donde cumple varias condenas de prisión en relación con procesos de violación de derechos humanos, que en época de la dictadura el ex presidente Lagos, y otros funcionarios de la oposición de entonces, como el que fuera luego ministro de Lagos, el señor Arrate, eran agentes de la CIA. Estos políticos, y otros más cuyos nombres no recuerdo ahora, se habrían introducido e incrustado en la oposición a la dictadura por orden del servicio de inteligencia norteamericano. Al menos, así entiende uno que sean agentes de la CIA. Quizás eran activistas de izquierda y al mismo tiempo agentes, una combinación que todavía es posible de creer en el convulso período de la dictadura.
Como quiera que sea, creo que nunca una noticia de este tamaño disfrutó tanto de la casi absoluta indiferencia de la prensa. De hecho, creo que desde entonces no se ha vuelto a hablar del asunto, a pesar de que el general anunciaba entonces que entregaría a la prensa los documentos que demostrarían sus acusaciones. Esos documentos, según dijo, son cartas que él requisó o sustrajo de la embajada norteamericana cuando era jefe de la policía del régimen. De esas cartas o documentos tampoco se ha vuelto a hablar en la prensa. Tampoco he visto ni oído ni leído reacciones de otros políticos. Menos aun de los acusados.
Y es sorprendente. ¿Por qué será que estas acusaciones no inquietan a nadie? ¿Son irrelevantes? ¿Inverosímiles? ¿Y de dónde viene esta sorprendente indiferencia de los periodistas? Son asuntos difíciles de entender, pero creo que dicen mucho sobre la cultura política chilena. Supongo que se creerá esas declaraciones inverosímiles. Pero para declararlas inverosímiles, habría primero que estudiar e investigar los documentos a los que se refiere el general. ¿Son cartas consulares en las que queda evidente que Lagos era agente de la CIA? ¿Son cables con instrucciones para el ex presidente? ¿Son giros bancarios? Sin el examen de esos documentos, y de más entrevistas con el general, no se podría rechazar la acusación. De modo que, desde este punto de vista, no se puede concluir que la acusación sea inverosímil.
Es más probable que sea considerada irrelevante. ¿A quién le podría interesar si en tiempos de Pinochet, Lagos era o no de la CIA? Yo creo sin embargo que interesaría a muchos. Entre ellos, a los historiadores. Significaría que Chile ha sido gobernado por una potencia extranjera casi ininterrumpidamente durante tres décadas: los diecisiete años de Pinochet más los diez de Lagos. Otra cosa es que esto sea o no considerado grave. Significaría simplemente que Estados Unidos ha aplicado con Chile la política de sacar un clavo con otro, según un dicho habitual en el país. Quizás nadie quiera indagar demasiado. Bastante han tenido los chilenos con los militares como para seguir escarbando. Quizás descubrir la verdad podría ser traumático. ¿Qué pasaría si se descubriera que Lagos sí fue agente de la CIA? ¿Habría que procesarlo por traición? Pinochet, aunque recibió pagos de Estados Unidos para cuando el golpe de estado, no ha sido acusado nunca de traición. No digo que no deje de llamar la atención. Si él no fue acusado de traición, a pesar de haber actuado por encargo de un país extranjero y a pesar de haber aceptado dinero por ese encargo, ¿por qué se habría de acusar a Lagos? Por lo demás, mientras que la traición de Pinochet destruyó el régimen democrático del país y asesinó a más de tres mil ciudadanos, se podría decir que la de Lagos ayudó a consolidar la transición a la democracia. O sea, que su traición la habría cometido por el bien de la patria. ¿Por qué -pensarán algunos- habría entonces que procesar a Lagos?
Imagino que muchos piensan que los dichos y acusaciones de Contreras no han de ser creídos. ¿Por qué no? La misma izquierda del país creyó a Contreras cuando este acusó a Pinochet de tráfico de cocaína y denunció que Pinochet había utilizado los laboratorios del ejército para procesarla. Esas acusaciones fueran más tarde corroboradas por el ex director del servicio de inteligencia del ejército en tiempos de Pinochet. Y las acusaciones se sostienen, por lo demás, por otras investigaciones anteriores que dejaron en claro que muchas operaciones bancarias que fueron descubiertas en los años ochenta y noventa se hicieron para encubrir el tráfico de drogas del clan Pinochet. Si entonces las acusaciones y revelaciones de Contreras demostraron ser correctas, ¿por qué no lo serían ahora sus acusaciones contra Lagos?
A otro nivel, deberíamos pensar si acaso podemos creer que haya algo en la conducta o ideas de Lagos que permita creer que ser agente de la CIA es algo posible en él. La respuesta puede ser positiva. Hay muchas acciones sospechosas del ex presidente. Hay terrenos muy turbios en su vida política y en muchas de sus decisiones en relación con la dictadura. Es sospechoso, por ejemplo, el decreto con el que impidió que se conozca en Chile, durante los próximos cincuenta años, la identidad de los militares y otros que violaron los derechos humanos durante la dictadura de Pinochet. Es sospechoso también el inopinado y sorprendente indulto del asesino confeso del dirigente sindical Tucapel Jiménez, que murió degollado. Ese indulto no había sido solicitado y Lagos ejerció sus atribuciones mandarinas para dejar en libertad a un criminal que todo indica que sigue siendo un peligro público. Es sospechosa -siempre lo fue- su renuencia a recibir a las madres de los desaparecidos. Es sospechoso que haya sido uno de los artífices de la defensa del dictador cuando fue este detenido en Londres, favoreciendo el insólito argumento de la soberanía chilena. Hay muchas cosas más que son sospechosas en Lagos, pero ¿se explican porque era agente de la CIA? ¿Y en qué podrían haber servido los episodios que menciono arriba, por ejemplo, a los intereses de Estados Unidos?
Entiendo que puede haber un entendimiento estratégico entre Lagos y Estados Unidos y entre la Concertación y Estados Unidos. Lo sospechoso es que ese entendimiento pueda incluir provisiones de protección de los criminales que fueron responsables de la dictadura y sus peores crímenes. Pero es posible. Es posible que ese entendimiento, de existir, exija la protección no exactamente de Pinochet pero sí de sus subalternos menores, porque el gobierno de Lagos fue siempre partidario de la macabra ficción de que los subalternos no son responsables.
Entonces, ¿es posible que Lagos haya sido agente de la CIA? Es posible, pero me gustaría ver las pruebas.

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